HISTORIA
Lo primero que tenemos que decir de este ayuntamiento es el origen de su nombre. Y es que, según la tradición, proviene del “Pedrón”, piedra que según las inscripciones que aparecen en ella fue una piedra que estuvo en un templo dedicado al dios Neptuno:
(Neptu)no Orieses d(e) s(uo) p(osucrunt)»:
A Neptuno, los Orieses pusieron a sus expensas este monumento.
Pero hay más teorías que nos hablan por ejemplo de que fue un millario romano, piedras que eran utilizadas para marcar las distancias de las ciudades del imperio romano, normalmente cada “mil passus” (pasos dobles romanos) que equivaldría aproximadamente a unos 1480 metros conocida como “milla romana”. Una tercera explicación del origen de este “pedrón” (Duo tamen sunt quibus Bti. Jacobi petronus digne venerandus est) es la que nos trae la tradición cristiana al afirmar que fue la piedra en la que se ató la barca en la que sus discípulos Teodoro y Atanasio trajeron desde Jerusalén los restos del Apóstol Santiago alrededor del año 44 d.C. Sea como fuere, lo que sí está prácticamente demostrado es que fue reutilizado como piedra de amarre de los barcos en el puerto fenicio de Padrón.
Los datos conservados de pueblos anteriores a la llegada de los romanos son escasos en este ayuntamiento y se conoce su existencia por los encontrados en el ayuntamiento limítrofe de Dodro o el castro Valente en la parroquia de Herbón. De estos primeros pobladores podemos decir que tenían una economía basada en la pesca y el comercio, encontrándose en Iria Flavia restos de cerámica siligata y bronces. La importancia del ayuntamiento, y en especial de una de sus parroquias venía dada por el número de calzadas principales como secundarias, que hasta un número de 7 y que conectaban ciudades tan distantes como Braga, Lugo y Brigantium y desde aquí mientras fue hegemónica saldrían especialmente los minerales y el ganado gallegos hacia Roma. Además, la carretera que unía Padrón con Santiago era denominada como “estrada” mientras otras que unían diferentes villas como Noia o Vea eran denominadas por los romanos como “veredas”.
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